Hoy en día, es muy común ver infinidad de historias en la red sobre animales fabulosos. Pero, hay historias que a pesar de no existir el Internet, ni las redes sociales, se hicieron famosas y conocidas en todo el mundo. Una de ellas es la historia de Balto, un perro lobo que salvó la vida de muchos niños en Alaska en 1925.
La hazaña de este perro fue tan asombrosa, que fue creada una película para contar su historia. Incluso existe un monumento en Central Park en su honor. Una historia que demuestra el valor, la bondad y la valentía que tienen los animales. Su capacidad de dar amor de forma incondicional, aun en las peores adversidades.
Un perro mestizo de Nome
Nacido en Nome Alaska en 1919, Balto fue un perro de carga. Ya que nunca destaco como perro de trineo, por no tener las condiciones adecuadas. Su dueño Leonhard Seppala, tenía un negocio de crianza de perros esquimales. Siempre se enfocó en los perros pequeños y rápidos, los cuales eran los más demandados en aquella época, en especial en esa zona.
Sin embargo, Balto era robusto y fuerte, por lo que fue considerado para labores de carga. Su vida daría un giro en el invierno de 1925. Cuando llevó con éxito la única esperanza que salvaría la vida de los niños de su pueblo.
Según estudios recientes, se ha podido comprobar que este animal era en parte husky siberiano. Pero también, tenía ascendencia de mastín tibetano, perros de Groenlandia y perros de trineo de Alaska. Una mezcla que le dio las condiciones idóneas, destacando en un momento tan crucial, y soportando el inclemente clima. Hasta llevar a su equipo a salvo, con la medicina que todos esperaban.
Una historia llena de héroes
La historia de Balto ha conmovido a muchas personas durante décadas. La verdad de este acontecimiento, es que fue este hermoso animal, fue parte de un equipo lleno de hombres y perros muy valientes. Que arriesgaron sus vidas para lograr esta proeza.
Todo ocurre durante el invierno de 1925, cuando en el pueblo de Nome se desata una epidemia de difteria. Donde muchos adultos se vieron afectados por esta terrible enfermedad, los niños fueron los más afectados. Por lo que las alertas no se hicieron esperar entre la población, ya que esta enfermedad bacteriana era mortal en los infantes.
Desafortunadamente, en el pueblo no se contaba con la medicina necesaria para tratar a los más de 100 niños afectados por la enfermedad. Entonces, mediante telegrama se pudo ubicar la misma en la ciudad de Anchorage, a unos 870 km de distancia. El problema, era el clima, con temperaturas de -30°C, los mares congelados y con tormentas invernales. No había forma de que les llevaran las inyecciones que estaban necesitando.
La carrera del suero de Nome
Con todo en contra, la única esperanza era emprender un arriesgado viaje a través de la tormenta. Para poder buscar la medicina que salvaría a los niños de Nome. De este modo, 20 guías de trineo y más de cien perros, emprenden una carrera a través de un peligroso trayecto hasta Nenana. Esta era una ciudad un poco más cercana a Nome.
Estos 20 hombres, diseñaron un sistema de relevos, para que fuera posible trasladar la medicina en el menor tiempo posible. Calculando poder hacerlo en unos pocos días.
Es así como emprenden este arriesgado viaje, donde muchos hombres y perros perdieron la vida, debido a las adversidades encontradas en el camino. Todos los participantes de esta carrera, tuvieron que soportar temperaturas de unos -40°C, complicadas zonas montañosas, fuertes vientos, pasos helados y muchos imprevistos. Uno de los equipos más destacado, fue el escuadrón B, con el guía Gunner Kaasen, donde se encontraba Balto.
Finalmente, y a pesar de todos los inconvenientes, en el último trayecto del recorrido, contra todo pronóstico, es Balto quien a pesar de no ser un perro guía, toma el mando de la carrera y lidera a los perros hacia Nome, donde llegan con la tan esperada medicina.
Lograron completar el recorrido en apenas 5 días, mucho menos tiempo del esperado. Se presume que fue gracias a su hibridación, que Balto fue capaz de soportar el clima tan fuerte y tomar el liderazgo de su escuadrón, siendo capaz de encontrar el camino al pueblo.
Un trabajo de equipo
Luego de su llegada, Balto fue reconocido como el héroe y salvador de Nome, sin embargo, el mayor esfuerzo fue realizado por Togo, un perro guía que llevo al escuadrón durante la mayor parte del trayecto, en los tramos más peligrosos. Terminando con Balto asumiendo el liderazgo en el tramo final, luego de haberse perdido en medio de la tormenta, fue Balto quien pudo hallar el camino de regreso a casa.
Una película y muchos reconocimientos
La historia de Balto fue tan conmovedora y admirable, que 70 años después, en 1995, se estrenó una película animada en honor a este personaje de la vida real. Dentro de la película se crean personajes ficticios, para darle un toque fantasioso a la historia, la historia de Balto se mantiene intacta, como una forma de convertir en leyenda esta increíble historia.
Una estatua en Central Park
El impacto que tuvo la historia de Balto fue tan grande, que en la ciudad de Nueva York, en Central Park, se erigió una estatua en honor a este héroe de 4 patas. En el pie de esta estatua se puede leer la siguiente inscripción:
«Dedicado al espíritu indómito de estos perros polares que traspasaron en relevos la antitoxina a lo largo de casi mil kilómetros de ásperos hielos, aguas traicioneras y tormentas de nieve árticas en Nenana para llevar alivio al desolado pueblo Nome durante el invierno de 1925.
Resistencia – Fidelidad -Inteligencia«
Los últimos años de Balto
Luego de su gran aventura, Balto apareció en muchas portadas de periódicos y revistas, realizando una gira de 2 años por diferentes estados de Estados Unidos junto a su dueño Kaasen, así como algunos perros sobrevivientes de aquella famosa carrera.
Al disminuir la popularidad y el interés por los perros y la historia de Balto, su dueño decide venderlos al zoológico de Cleveland, donde estuvieron algunos años, siendo exhibidos y sufriendo algunos maltratos.
Finalmente, la suerte de Balto y sus 6 compañeros cambiaria, siendo comprados nuevamente por George Kimble, un hombre de negocios de Cleveland. Este hombre se conmovió por la historia de los perros y por la situación que estaban viviendo y logro reunir el dinero para comprar a los perros, quienes se convirtieron en pequeñas celebridades.
Luego de una vida de 14 años, Balto muere en 1933. Luego de su muerte, fue embalsamado y actualmente su cuerpo se exhibe en el Museo de Historia Natural de la ciudad.